La producción explora cómo fue la llegada al poder de Pinochet, los métodos con los que reprimió a la población civil y la complicidad de Reino Unido y Estados Unidos con el régimen dictatorial
El próximo jueves 11 de enero, el servicio de streaming Historia y Actualidad estrena en exclusiva el documental ‘Augusto Pinochet: el golpe, la tortura y Occidente’. A través del testimonio de dos personas torturadas por el régimen chileno y de varios expertos en la materia, la producción explora cómo fue la llegada al poder de Pinochet, las torturas que sufrieron miles de personas o el papel que jugaron Estados Unidos y Reino Unido en la normalización de la dictadura, entre otros temas.
Uno de los testimonios recogidos en el documental es el de Cristina Godoy-Navarrete, que narra los métodos de tortura empleados en centros de detención como Villa Grimaldi o Venda Sexy. La activista, secuestrada por el régimen de Pinochet durante más de un año, explica cómo le violaron dos de sus torturadores, que también emplearon contra ella a un perro al que habían entrenado para agredir sexualmente a las mujeres presas.
La producción también da voz a Roberto Navarrete, un estudiante de Medicina que fue torturado en el Estadio Nacional de Santiago. Navarrete rememora los métodos de intimidación y tortura utilizados por los militares contra las 40.000 personas que pasaron por el recinto durante los dos meses posteriores al golpe de Estado.
‘Augusto Pinochet: el golpe, la tortura y Occidente’ arroja luz sobre el alzamiento militar del 11 de septiembre de 1973, mostrando cómo fue su gestación e indicando el momento exacto en el que Pinochet decidió unirse a él para derrocar a Salvador Allende. Además, el documental ahonda en la vertiente socioeconómica de la dictadura y analiza los devastadores efectos que tuvo la política económica que impulsó el gobierno con la ayuda de los Chicago Boys.
Otro de los aspectos centrales de la producción es el decisivo papel que jugaron Henry Kissinger y Margaret Thatcher a la hora de fortalecer y proteger al régimen chileno. El exsecretario de Estado estadounidense se coordinó con los gobiernos de Reino Unido, Australia y Brasil para ayudar a Pinochet y frenar así la propagación de gobiernos de izquierdas en América Latina. Por su parte, la primera ministra británica fue la principal valedora a nivel internacional del dictador, que le prestó una ayuda vital y decisiva en la Guerra de las Malvinas. Las mismas potencias que lo auparon precipitaron su caída: el fin de la Guerra Fría desactivó su interés en el régimen, que cayó tras un plebiscito.