El próximo lunes 12 de diciembre, a las 22:00h, Canal HISTORIA, producido por AMC Networks International Southern Europe, estrena en exclusiva ‘1942, el mundo en guerra’. La serie documental profundiza en este año en mitad de la Segunda Guerra Mundial desde una perspectiva muy diferente a la habitual, no desde las grandes figuras históricas, si no desde la gente corriente alejada del frente, y las instituciones, que tuvieron que adaptarse a las carencias, el hambre, y la incertidumbre.
A través de seis capítulos, de una hora de duración, ‘1942, el mundo en guerra’ expone estos relatos personales, aparentemente sin un nexo con la Gran Historia, mediante archivos públicos y privados, y en algunos casos, por medio de animaciones.
Uno de enero de 1942, medianoche en París, siete de la mañana en Tokio, 10 de la mañana en Dakar. Amanece en un mundo conturbado y lleno de incertidumbres. Se espera cualquier cosa de este nuevo año, incluso lo peor… Desde Berlín a Leningrado y hasta Kentucky, ¿cómo será 1942? Algunos países llevan mucho tiempo en guerra y otros están dando los primeros pasos. Este año el conflicto es global: afecta a todos los continentes, nadie se libra.
¿Cómo es la infancia en tiempos de guerra? En 1942, el comportamiento está definido por el miedo. Para levantar el ánimo, los adultos reivindican una identidad, la nación, y a sus hijos les enseñan que, para sobrevivir, deben luchar, resistir y, sobre todo, amar a su patria.
Es el inicio de la primavera de 1942 y, sin embargo, el invierno no termina. El enemigo está por todas partes e impone sus reglas. Para ser libres, debemos elegir, elegir quiénes somos. ¿Qué significa unirse a la resistencia? Dar la vida por resistir, luchar contra el opresor pase lo que pase. Es el caso de Joseph y Jan en Praga, de Yistkhok en Vilna, de André en París o de la japonesa-americana Marie en los centros de reubicación. La resistencia puede adoptar muchas formas diferentes.
En 1942, los derechos humanos no existían; por supuesto, tampoco la libertad de creencia ni de pensamiento. Porque, para ganar, no importa que haya escasez, epidemias, agotamiento… El hombre debe darlo todo: su fuerza de trabajo, su compromiso, su salud, su vida. Las derrotas individuales valen mucho menos que una victoria común. La arbitrariedad, la desigualdad o la traición sirven si con ello se consigue ganar.
Hay guerra por todas partes. Incluso países no involucrados, neutrales o antibelicistas tendrán que entregar a sus súbditos. Las personas son empleadas como armas para someter; ya no se distingue entre civiles y soldados. En 1942, la guerra sobrepasa todos los límites. Va tanto más allá de la conquista de territorios como reduce el margen de libertad. El mundo entero experimenta la degradación de los valores; hay violencia por todas partes…
Noviembre de 1942. Un soplo de esperanza: el equilibrio de poderes parece estar cambiando. La maquinaria alemana es puesta a prueba en el desierto egipcio; las tropas de la Wehrmacht están atascadas en el frente ruso, y el Ejército japonés muestra los primeros signos de debilidad en el Pacífico. Para Churchill, esto no es el final; es quizá el final del comienzo. Pero la población no es consciente de todo esto. Una cosa es cierta: a finales de 1942, los hombres y mujeres tienen que volver a sacrificarse por la guerra.